lunes, septiembre 24, 2007

Trenes rigurosamente vigilados


Trenes escasamente vigilados es el título de un artículo publicado hoy en El País (Catalunya), que firma Francesc Arroyo y que trata sobre los inacabables problemas de la red ferroviaria catalana.
El autor del artículo juega, en el título de este artículo de prensa, con el más conocido de la famosa novela de Bohumil Hrabal, Trenes rigurosamente vigilados (Ostrê sledované vlaky).
Precisamente me leí ayer esta novela, de un tirón. Y me dejo buen sabor de boca.
No sé si es más famoso el libro, publicado en 1965, o la película, que dirigió
Jirí Menzel, y que para sorpresa de muchos, la cinta fue galardonada en 1968 con el Oscar para la mejor película de habla no inglesa. "Trenes rigurosamente vigilados" es el único largometraje checo que figura en la lista de las cien mejores películas de la historia. (Una lista denominada "Top cien" que fue establecida por críticos de cine del semanario estadounidense Time).

La contracubierta del libro la resume así:

Trenes rigurosamente vigilados, la novela más conocida de Bohumil Hrabal (1914-1997), es una divertida y entrañable historia sobre la resistencia frente al invasor alemán durante la Segunda Guerra Mundial, protagonizada por los empleados de la estación de tren de un pequeño pueblo checoslovaco. El descubrimiento del amor y del deseo está presente en la narración del despertar al mundo adulto del aprendiz y verdadero héroe de la novela, que sigue los pasos del hedonista factor de la estación tras la atractiva telegrafista. La ingenua humanidad que transmiten estos personajes se convierte en solemne cuando su forma de entender la vida, de entender lo que es un hombre, los lleva a rebelarse ante el invasor no ya con la palabra y la ironía, sino arriesgando su vida. Una imprescindible y sabia reflexión sobre lo que significa ser humano.

Con la entrada de los rusos en Praga (que puso fin a la famosa Primavera de Praga) en 1968, Hrabal fue censurado y no volvería a aparecer un libro suyo hasta 1975. No obstante, seguían circulando de manera clandestina copias mecanografiadas de los originales y el autor seguía ganando reconocimiento dentro y fuera de Checoslovaquia. En febrero de 1997, un Hrabal ya senil cayó del quinto piso del hospital en el que estaba ingresado mientras daba de comer a las palomas.

Habral, maestro del humor y la ironía, era capaz de ver lo genial del absurdo de la vida y de las situaciones cotidianas. Está considerado como uno de los grandes escritores checos del siglo XX y tal vez el más importante del periodo de la posguerra.

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