lunes, mayo 05, 2008

La Mola: la montaña "kumba" por excelencia

Demasiado cerca, demasiado fácil. Y como siempre he ido buscando montañas muy altas, me había dejado pendiente de visitar la más bajita y las más próxima a Barcelona: La Mola.
Con sus tan solo 1.107 metros de altitud, a una hora de camino (para los más lentos) desde el coche a su cumbre y tan solo a 50 km. de Barcelona, esta montaña está terriblemente frecuentada.
Y es que además cuenta en la cumbre con un Restaurante alojado en los aledaños de la iglesia románica de Sant Llorenç de Munt (que en la lengua del imperio viene a querer decir San Lorenzo de arriba). Parece mentira que se haya podido construir este enorme edificio en su cumbre y que el paso del tiempo lo haya respetado tanto (¡son 1.000 años!).
Dentro de todo está un poco protegida, ya que ahora la zona está declarada Parque Natural, y las muchas limitaciones impiden, por ejemplo, que las BTT y los parapentes no puedan visitarla. A pesar de eso, su proximidad a núcleos tan poblados tiene acosos antiecológicos garantizados de por vida.

Puestos ya a caminar, elegimos una ruta más larga y que atraviesa todo el Parque. Se trata del camino que parte del Coll d’Estenalles (adonde se llega por una carretera de esas que quedan pocas y que es muy utilizada en los rallys de coches) ya a 870 m. de altitud y pasando por el pie de la otra cima del parque, el Montcau (1.056 m.), (también muy visitada y conocida) alcanza el collado de Eres y que por larga carena llega a los pies de la pirámide final de La Mola. Un recorrido de 6 kms. (que hay que multiplicar por dos, ya que hay que regresar por la misma ruta) y que sorprendentemente en su mayor parte va por bosque.
Día inmejorable, con el poco viento necesario para quitar el sudor. Hicimos el recorrido en poco más de dos horas, contemplando la soberbia vista sobre la montaña de Montserrat que está muy próxima. El recorrido alterna alguna subida y bajada. Según el GPS que llevaba (que es un Garmin GPSmap 60CSx) el desnivel total acumulado no llega a los 300 m., por lo tanto más light imposible la excursión (Angie casi no se ha quejado).

Esperaba encontrar mucha más gente, con el día tan espléndido que hacía. Visitamos tranquilamente la iglesia, cuya consagración data de 1064. Es una iglesia basilical de tres naves. Desde el exterior se perciben perfectamente los tres ábsides, que están impecables. Románico primitivo, con grandes y altos muros y muy pocos vanos. La técnica no lo permitía y la obscuridad en el interior es elevada. Una portada con puerta más estrecha es difícil de ver en el arte románico. Ejemplo austero de construcción en lo alto de una montaña. En la página de La Mola (no os perdáis el album de fotos con las nevadas, los bastoners, las sardanas y los castellers) tenéis amplia información sobre su historia y sobre el Monasterio.
Y después la inmensa vista que se disfruta desde la cumbre.

Dicen que no hay montaña en Catalunya que permita ver tanta extensión de su terreno. La verdad es que se ve desde el Pirineo (aún nevado) hasta el mar (tapado un poco por la sierra del litoral), parte de Barcelona, Tibidabo, todo el eje del río Llobregat, Sabadell, Terrasa, Manresa, Cardona, el Montseny, Montserrat… impresionante. Y claro, me he arrepentido de no haber venido antes.


La zona cuenta con todos los ingredientes históricos y mitológicos necesarios para alimentar la visita de los más pequeños: brujas, dragones, bandoleros, cuevas, monjes. Cervantes situó a Don Quijote por aquí y los ejércitos de Napoleón asolaron el monasterio. En la cumbre y en el coll d’Estenalles hay exposiciones que explican toda la historia del parque. Sorprendente ver fotos de un grupo de esquiadores en la cumbre en el año 1931 y monedas romanas encontradas también en lo alto de La Mola.


Dicen que lo mejor es venir a cenar aquí arriba. Hay que reservar con tiempo ya que está siempre lleno. La alfombra de luz cubre todo el horizonte hacia el sur, y subir y bajar con linternas es para muchos toda una aventura y además la Iglesia está iluminada, realzando su belleza. El comedor tiene amplios cristales que permiten ver todo toda la parte sur del horizonte mientras comes (o cenas). Debe ser fantástico.

Volveremos.


Fotos: Edificio de información en el Coll d'Estenalles.
Flora Alpina y recorido por el bosque.
Montserrat.
Aparece ya más próxima la cumbre.
Turó de les Nou Cabres y La Morella.
¡Ya estamos!
La iglesia románica.
El restaurante (observar que el vino está en porrón, como mandan los cánones).
Angie praparándose para la siesta.
El Montcau con un buen marrón al fondo en el Pirineo.



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