viernes, febrero 20, 2009

Crisis: ¿cómo y cuándo se acabará?

Vemos que los parches y las medidas económicas extraordinarias se suceden continuamente. Sin embargo el paro no cesa de aumentar y no hay día en que no leamos noticias de ajustes de plantillas, algunos de enormes dimensiones (hoy mismo tenemos la quiebra del fabricante de vehículos SAAB o el tremendo ajuste de Anglo American), a lo largo de todo el planeta. ¿Y esto cuándo se para?, nos preguntamos.

Esto es lo mismo que se plantea hoy en el NYT Krugman. En su artículo titulado ¿Quién parará la angustia? Krugman comenta que en las actas de la última reunión de la Reserva Federal (FED), se indicaba un escalofriante comentario de que probablemente serían necesarios cinco o seis años para recuperar tasas de crecimiento sostenibles y por lo tanto empezar a reducir el desempleo. Cuesta imaginar el coste no sólo económico, sino social, que puede suponer un período tan largo de alto desempleo y que en España estará sin dudas en tasas próximas la 20%. Una catástrofe.

Hace tan solo unos meses se discutía si habría recesión o no. Poco después se hizo evidente que tendríamos recesión a escala mundial y la discusión es si estábamos en realidad ante una depresión (o sea una larga recesión). Ahora lo que empieza a estar claro es que hay depresión y será larga.

¿Son suficientes las medidas que se están tomando si en realidad estamos ante una crisis de grandes dimensiones? ¿O sólo estamos haciendo parches que en el fondo no son medicina suficiente para una enfermedad tan grave?

Recordemos que la Gran Depresión se originó por no haber tomado las medidas necesarias en su momento y si finalmente se salió del agujero fue gracias a que se pudo socializar el país, justificando este cambio tan profundo, en un país en que esta palabra les produce horror, por la existencia de la gran guerra mundial.

Pero determinadas medidas de gran calado vemos que no pueden aprobarse. Ya advertimos lo que cuesta aprobar los sucesivos parches, como para aprobar otras medidas. Y que es el capital, es decir el dinero, es lo más conservador y cobarde que hay. Y sin embargo parece ser que estas medidas (Krugman ha publicado bastantes artículos sobre el tema) empiezan a ser necesarias.

Ya he comentado en varias ocasiones que vengo siguiendo la página Global Europe Anticipation Bulletin (LEAP/E2020), que ha venido acertando en sus predicciones y adelantando lo que nos está ocurriendo. Naturalmente aciertos pasados no garantizan aciertos futuros. Ojala sea así.

Hace pocos días ha emitido la comunicación nº 32 y ya no puede ser más pesimista. Si hace unos días ya su nota anterior indicaba que el problema mundial no era de liquidez, sino de solvencia, ahora el tema es peor. Dicen que en la próxima fase de esta crisis, la quinta, podría producirse la “desarticulación geopolítica mundial”.

Parece ser que los gobiernos de los diferentes países no son conscientes del orden y tamaño del problema económico mundial y que los tratamientos (parches) están tratando las dificultades como si fuese una avería circunstancial y la realidad es que el orden económico mundial puede acabar inoperable. Por lo tanto lo que se debería estar tratando es de un nuevo modelo económico en vez de tratar de salvar lo insalvable.

Lo más grave que veo en esta nota es la predicción de la ruptura del sistema monetario mundial durante el próximo verano, con hundimiento del dólar y pérdida de confianza generalizada en todas las monedas fiduciarias (o sea el dinero en billetes). “Veremos sectores enteros gravemente afectados e incluso desaparecer”. Pero mejor leerlo.

Krugman pone como ejemplo del desastre los automóviles. Según el blog Calculated Risk, pueden ser necesarios 27 años, al ritmo de ventas actuales, para reemplazar el stock de automóviles en EEUU. A este ritmo de ventas los automóviles se volverán obsoletos o inservibles en los propios concesionarios y tendrán que echarlos a la basura.

Por cierto, este siempre interesante blog Calculated Risk publica una secuencia de imágenes del intento de sacar un coche caído al agua en un puerto. Todo un reflejo de lo que está ocurriendo en economía: los sucesivos parches y remedios fracasan sucesivamente.

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