jueves, marzo 18, 2010

Las falacias de José Luis Feito

El señor José Luis Feito es presidente del Instituto de Estudios Económicos (IEE) desde noviembre del año pasado. Podría parecer que el IEE es un organismo público dedicado a tal menester, pero no. El IEE fue fundado el 9 de mayo de 1979 por un grupo de “destacados” (así se indica en la página web del IEE) empresarios españoles “para promover, realizar y difundir trabajos e investigaciones sobre materias económicas y sociales, en especial las que afectan a España con objeto de impulsar la empresa privada y al mercado como mecanismo eficiente de creación y asignación de recursos”.

En resumen, es un Think Tank de los empresarios en que, aparte de otros fines, está el de influir en los agentes económicos de este país para que sus decisiones beneficien al mundo empresarial.

Ayer, en El País, este señor publicó un artículo titulado “Costes salariales y reforma del mercado laboral”, con el que, nada nuevo bajo el sol, se sumó a la campaña orientada a solucionar la crisis traspasándosela a los asalariados mediante el recitado de una serie de falacias. Leído el artículo te quedas con la impresión de que te están timando vilmente.

Para ello Feito no duda en sacarse la chistera para sacar conejos defensores de la política que quieren los empresarios que, naturalmente, no es la de los trabajadores. Así la página se llena de argumentos basura para conseguir sus objetivos: reducir los salarios, despido libre, un nuevo modelo de contrato laboral y anular la unión de los trabajadores. Más de lo mismo.

Pero vayamos por partes.

De entrada afirma en su artículo que “la intensa subida de los costes salariales reales de nuestro país en 2008 y 2009 (2,3% y 4% respectivamente), muy por encima de la media de la UE (0,1% y 1,1%) ha exarcebado la destrucción de empleo durante la crisis…”. El leit motiv de que los salarios ¡suben! y son causa de nuestros males lo leeremos varias veces en el artículo. Esto es lo que se llama un argumento non sequitur, en el que la premisa no consigue proporcionar ninguna razón para creer la conclusión.

Ya estamos dando un paso más. Ahora resulta que el desempleo lo han generado los trabajadores aumentándose los salarios en esas cifras impresionantes del 2,3% y 4% (que falta saber de donde las sacan, porque si las estadísticas son como las de los precios de la vivienda mejor es reírse). Se veía venir que el culpable de todo sería finalmente el trabajador. Se ignora en el artículo que el salario es un precio más en una economía. ¿Qué ha ocurrido con los otros precios desde que entramos en la UM? ¿No serán los precios de los bienes los que han llevado a un crack de la demanda por agotamiento de la renta disponible, siendo el de la vivienda el principal? ¿Por qué no nos dice nada en su artículo de esto?

Cuesta creer que si los españoles se redujesen los salarios un 5-6% se generaría empleo. ¿A santo de qué? ¿Lo puede demostrar el Sr. Feito? Otro argumento más non sequitur.

Está muy claro que durante estos años de teóricas vacas gordas (ya hemos visto que en muchos casos no era así) los empresarios han obtenido un aumento espectacular de su renta, no siendo así lo conseguido por las rentas de los trabajadores (hay estudios suficientes demostrándolo, pero basta con leer este artículo para ver hacia donde vamos). No es de recibo que, ahora, con la crisis, se les pida encima a los trabajadores que continúen reduciéndola aún más. ¿Y por qué no reducimos la renta del empresario? Si fue el gran beneficiado, ¿por qué no devuelve un poquito de lo ganado?

Pero no, el empresario español no duda en proteger su objetivo principal: mantener su nivel de beneficios, para lo cual no ha dudado en despedir a destajo, gracias en parte a esos contratos que permitían la temporalidad y de los cuales nuestro mercado laboral estaba inundado y que ahora incluso se considera que no son lo suficientemente flexibles.

El aumento “exarcebado” del desempleo español no es consecuencia de que los salarios españoles hayan subido en el 2008 y 2009. Es la consecuencia de un modelo de desarrollo falso, con los pies de barro, una proceso piramidal Ponzi basado en el ladrillo que, mientras se producía, los sesudos economistas del IEE no procedieron, obviamente, a denunciar en ningún momento, ya que los que les pagan acumulaban grandes beneficios.

Otro más. Ya sabemos que el despido libre o muy barato se desea para sustituir mano de obra “cara” (o sea, para entendernos, mileuristas) por otra aún más barata (los 600 euros que indicaba el presidente de la patronal). Pero esto no se puede decir así. Hay que vestirlo y buscar otras razones que no sean las propias. Así nos dicen que “los elevados costes de despido merman las posibilidades de inversión de las empresas”. He revisado mis libros de economía para ver si la Inversión depende del despido libre, pero no he encontrado en ningún tratado tal osadía macroeconómica. Si la inversión de las empresas españoles ha de tener su base en el despido barato, ¡vamos dados! ¡Que empresarios y que empresas las españolas!

Aún más. Ataque en toda regla a la unión de los trabajadores. Se trata de desmontar la negociación colectiva. De esta forma cada empresa dentro de cada sector negociará sus condiciones independientemente. Divide y vencerás. De eso se trata. Ahora o nunca. Esto, ¿creará trabajo? ¿O más bien lo reducirá?. Se admiten apuestas, aunque yo lo tengo claro. Qué es más fácil, ¿despedir y reducir salarios con los trabajadores unidos o individualizados?

Naturalmente esto aún no es suficiente. La reforma laboral debe permitir la flexibilidad de la jornada (hoy no vengas, chaval, y mañana te quedas 16 horas), modalidades del trabajo, movilidad funcional (hoy te toca pasar la escoba) y geográfica. Esta última, si se permite, es una maravilla para las empresas con puestos de trabajo dispersos por toda España, por ejemplo los bancos, ya que permite implantar el despido libre. Si te quieren despedir te dicen que mañana pasas a trabajar en una oficina/delegación que está a mil kilómetros de donde vives y asunto arreglado.

Lo realmente impresentable es que estos argumentos se justifiquen afirmando que nuestro marco legislativo ofrece márgenes irrisorios en comparación con “otros países”. Naturalmente no nos dicen de que países se trata: ¿los nórdicos?¿Alemania, Holanda o Francia tienen marcos legislativos así? ¿O el Sr. Feito solo nos compara ya con China y Taiwan? ¿Es esa ya la referencia de nuestro empresariado?

Pero no acaba aquí. Falta lo mejor. Se afirma en el artículo que “la exagerada caída del consumo de las familias en 2009, mucho más intensa de la justificada por la evolución de la renta disponible real, se debe en buena parte al temor a la pérdida de sus puestos de trabajo desatada por la intensa destrucción de empleo ocasionada en dicho año, destrucción que parcialmente es atribuible al aumento de los salarios reales en el periodo”. Vuelve el leit motiv.

Lo que no es de recibo es afirmar que la causa única del bajo consumo es el miedo. Otro argumento non sequitur. La bajada del consumo tiene múltiples facetas. La principal es el alto desempleo, pero la pérdida de poder adquisitivo del asalariado a lo largo de los últimos años es inmensa (¡el 43% de los asalariados españoles cobran menos de 1.000 euros!), acompañado esto de cientos de miles de españoles que se hipotecaron de por vida y ahora no pueden consumir. Nuestros empresarios son muy inteligentes y creen haber descubierto la cuadratura del círculo. Quieren reducir los salarios y vender lo mismo, o más, a los mismos precios, o más altos.

Y como no podía ser de otra forma, Feito nos amenaza a todos los españoles: bajaros los salarios, nos dice, ya que de otra forma no habrá empleo. No deja de tener razón. Yo, por ejemplo, estoy dispuesto a crear seis puestos de trabajo: un jardinero (para los tiestos de la terraza), una cocinera, una asistenta, un chofer, una masajista y un entrenador personal. Estoy dispuesto a pagar… ¡1 euro al día! (y sin seguridad social, ni contrato, ni mandangas de esas). Si alguien está interesado, ya sabe. Como puede verse el Sr. Feito está acertado. Bajando los salarios técnicamente se crea empleo, al igual que se creaba empleo de forma parecida en los países comunistas (1). Pero con estos salarios no sé que van a comprar "mis trabajadores" (mira por donde sería empresario modélico generando puestos de trabajo), fuera del plato de arroz con el que subsistir, pero creo adivinarlo: nada. Por lo tanto a lo mejor lo que conseguimos con la bajada de salarios es acabar de empeorarlo todo.

El problema es lo que pasará si falla el invento. Supongamos que todos los objetivos que pretende el empresariado se consiguen gracias a que el PP gana las elecciones haciéndoles creer a los españoles que tiene soluciones. Con toda seguridad los beneficios empresariales lo notarán (a mejor, claro). Pero ¿y el empleo? ¿Y si no se crean puestos de trabajo? ¿Y si se generan pero con unos salarios de miseria que llevan las rentas de los trabajadores de este país a niveles asiáticos?

Siempre he admirado la búsqueda de justificaciones que hacen los empresarios para conseguir sus fines. Siempre se trata de conseguir sus objetivos pero gracias a otras necesidades de orden superior que son las que se aducen. Pronto veremos decirles que hay que “salvar a España”. Ahora, afirman, se trata de “reducir el déficit público, evitar daños irreparables al sector financiero y ganar la credibilidad de los mercados financieros internacionales”.

Todo menos decir la verdad. Sean valientes ya de una vez. Díganlo sin eufemismos. Digan que lo que pretenden es aprovecharse de la crisis para ampliar sus márgenes de beneficio. Digan que la ocasión la pintan calva. Digan que si ahora se consigue la aprobación de nuevos modelos de contrato basura, del despido libre, la reducción de salarios y anular la unión de los trabajadores a través de la modificación de la legislación laboral, cuando vengan los buenos tiempos esto ya no tendrá vuelta atrás y los beneficios serán aún mayores. Ese es el objetivo verdadero. El nivel de empleo a ellos les da igual (¿pagan únicamente ellos el subsidio de desempleo, o lo pagamos entre todos los españoles con nuestros impuestos?) si la economía alcanza un nivel de equilibrio en el que las empresas maximizan sus beneficios.

Estamos ante un artículo con una profunda indiferencia ante la sensibilidad moral de los trabajadores. Una vez más vemos a un grupo de presión haciendo un análisis coste-beneficio en el que se suman los costes de las políticas que no gustan y se esconden oportunamente los beneficios, declarándose entonces como gran mal social el mantenimiento de esos costes, en este caso los salariales.

El diario El País, que como empresario que es, está interesado en la consecución de estos objetivos de la Patronal, no duda en intoxicarnos continuamente con artículos como este. Dado que este periódico tiene unos lectores que mayoritariamente no son proclives a estas ideas, sería de agradecer que nos proporcione algún artículo que permita desmontar estas falacias públicamente. Y con el mismo tamaño, o sea toda una página. Gracias.

(1) Un sistema económico comunista por definición no tiene paro. Los trabajadores se reparten por las empresas de forma que no haya nadie desempleado. Obviamente hay paro encubierto. Pero formalmente no. Más o menos lo que prentende nuestra patronal es una variante del tema: todos con trabajo pero con salarios de miseria. Es decir, que el nivel de salarios agregado (global) que pagan las empresas sea siempre el mismo. Si hay muchos trabajadores estos cobran menos y si reducen su número cobran más. Así de sencillo.

1 comentario:

Anónimo dijo...

En primer lugar darte las gracias por el comentario de texto. En segundo comentarte que dejé de comprar El País el día que publicaron un semanal dedicado al estado del planeta, les mandé una carta en la que les recomendé que suspendieran su actividad editorial, especialmente el semanal por la calidad de su papel. Lo sigo leyendo, los domingos, el cuadernillo sepia, pero intento no comprarlo.
(Guardo ese ejemplar para releerlo como documento histórico, para comentarlo como texto).
Por otra parte señalar la afición que tienen los medios de comunicacación a la media frente a la mediana, que, mínimamente explicada, es mucho más informativa: el salario mediano es auqel que divide a la población en dos mitades: una mitad cobra por encima y otra por debajo.
Por último una advertencia en cuanto a lo de retornar a la senda del crecimiento: aunque sólo sea como una posibilidad hay que prever qué hacer en caso de que no se retorne al crecimiento, o que sea un crecimiento infinitesimal, despreciable a efectos prácticos, un crecimiento que no se note.

Demetrio

 
View blog top tags