domingo, septiembre 26, 2010

Panfleto contra la estupidez contemporánea


¿Cómo puede quedarse la gente sentada en la silla mientras le quitan sus derechos laborales, le rebajan el salario, le recortan las pensiones o la dejan sin empleo?

¿Qué es lo que hace que los jóvenes, a los que no se les proporciona la más mínima expectativa de futuro, se queden cruzados de brazos, como dando por descontado que esto no lo puede arreglar nada ni nadie?

Basta leer el excelente trabajo que ha efectuado Gabriel Sala, mente clara donde las haya, que ha escrito de forma sencilla, patente y muy bien estructurada, sobre el orígen de nuestros males.

No habla este panfleto (así lo titula el mismo autor) de la crisis, de lo inmediato que estamos viviendo. Lo que nos está cayendo tiene un orígen de nivel superior. Se trata de un proceso, ya puesto en marcha hace años por el Neoliberalismo, para desarmar la sociedad civil y dejarla sin posible respuesta ante lo que se pretende: la explotación de los asalariados cada vez en mayor grado.

El desarme de la sociedad civil se ha conseguido a través del tittytainment, palabra acuñada por Brzezinski (ex asesor presidencial y autor de varios libros de política) y que se ha traducido al castellano con la difícil palabra de entetanimiento.

Y ¿qué es el entetanimiento? Pues es una mezcla de entretenimiento mediocre y vulgar, bazofia intelectual, propaganda, y elementos psicológica y físicamente nutritivos con el fin de satisfacer al ser humano y mantenerle convenientemente sedado, perpetuamente ansioso, sumiso y servil ante los dictados de la minoría que decide su destino sin permitirle siquiera opinar al respecto.

Han conseguido que vivamos con una observación falsa del mundo sin sentirnos culpables de una realidad que no nos obliga a sentirnos responsables de nada, ni tan siquiera de nuestras acciones.

La población mundial se divide actualmente en cuatro grandes grupos. Primero los directamente condenados al hambre, segundo los condenados a la miseria, tercero (un 20%) los condenados a trabajar cada vez más por menos, imprescindibles para que el cuarto grupo, una minoría, viva a expensas de este 20% “afortunado” y le sobre el 80% restante, el cual no le importa que se muera de hambre y desaparezca (pobreza estructural le llaman a eso, un concepto de una sevicia inigualable).

Los esfuerzos de esa minoría se centran en ese imprescindible 20% de la población que son los que producen, consumen y mantienen el sistema que genera e incrementa cada vez más sus inmensos beneficios. El entetanimiento está pensado para ese 20% de trabajadores probos y útiles de nuestras acomodadas sociedades occidentales.

El entetanimiento ordena qué debe pensarse, cuándo, durante cuánto tiempo y con que profundidad y honradez.

El objetivo del entetanimiento es fácil de formular: pretende convencer al individuo de que la situación económica y social mundial contemporánea es inevitable, deriva directamente de la naturaleza de las cosas y no es una creación artificial y voluntaria de quienes se benefician de la misma. El entetanimiento busca convencer al individuo de que no hay alternativa posible y de qué él en particular, el individuo, no puede hacer nada al respecto para cambiar la situación, por lo que lo más razonable y adecuado es sentarse ante la televisión, ganar dinero, consumir y no cuestionarse nada.

Se pretende crear un estado de ansiedad perpetua e indefinida en el que no se hacen preguntas ni se cuestiona nada: tan sólo se consume vorazmente y se busca el aislamiento social. El entetanimiento es enemigo de las relaciones interpersonales mantenidas fuera de las instituciones que se someten a él, y por ello persigue la destrucción de los movimientos populares.

Hoy en día el poder económico ya no trata de coaccionar a la población para que siga sus criterios. La forma más efectiva de tener las riendas consiste en procurar que esa población sea incapaz de concebir alternativas a los criterios propuestos por el poder y para lograrlo no hay mejor estratagema que lograr que la gente no sea capaz de diagnosticar qué está ocurriendo: que no se disponga de palabras ni conceptos para describirlo. La gente no ha de tener ni la capacidad para tener ideas ni la posibilidad de aportar soluciones. No ha de haber alternativas. El determinismo político y económico ha de ser total.

Gabriel Sala hace un detallado estudio, analizando en diferentes capítulos (cada capítulo viene precedido de una serie de citas que no tienen desperdicio) quienes son los que tocan los instrumentos en esta orquesta del entetanimiento: políticos, economistas, empresarios, intelectuales, periodistas, publicistas y hasta cómplices involuntarios, como las ONG, que limpian la conciencia del grupo minoritario y del 20% respecto a lo que les ocurre al 80%.

Otros capítulos se dedican específicamente al tema del armamento, a EE.UU. y su rápido avance hacia un estado prefascista en el que se recortan libertades, a la destrucción de los críticos y el control de los medios de comunicación (en EE.UU. el 90% de esos medios está controlado por media docena de empresas).

Los objetivos son apoderarse de cualquier actividad humana de la que pueda extraerse un beneficio económico y generar la estupidez global. “Lo que no se sabe no perjudica”. Por lo tanto es mejor que no se sepa nada; y si algo ha de saberse que sea de fútbol, la vida privada de algún pobre desgraciado o cualquier otra circunstancia inane.

Libro de obligada lectura para todo aquel que quiera entender de donde proceden verdaderamente los males que nos aquejan.

Aquellos amigos que quieran un ejemplar sólo tienen que pedírmelo. Se lo remitiré gustoso.

Nota: el libro está publicado por Editorial Laetoli.

1 comentario:

Alberto Medina dijo...

Éste parece ser uno de esos libros que deberían ser obligatorios en las universidades.

Saludos.

 
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