martes, julio 12, 2011

La cumbre infinita


Difícil es encontrar un libro que hable a la vez de economía empresarial y de alpinismo. Este es el caso del libro escrito por Valentín Giró y Carlos Trenchs, libro ampliamente delicioso para uno que disfruta leyendo sobre ambos temas.

Genial la ideal de escribir sobre la ambiciosa expedición que realizó un grupo de catalanes (a los que después se denominó
Magic Boys) al K2 en el 2004, eligiendo la vía más difícil, la Magic Line, y compaginar el relato de esta expedición con otra aventura, en este caso empresarial, como fue la creación de Privalia.

Valentín Giró formó parte de esta expedición, mítica, ya que la Magic Line solo había sido escalada por una expedición polaca en 1986. Además de Giró, formaban parte de ella los potentes Oscar Cadiach, Manel de la Matta y los Jordis de Benasque, Jordi Corominas y Jordi Tosas. La ascensión mereció el Piolet de Oro ese año (año olímpico), premió a la ascensión (mundial) con más nivel del 2004.

El libro es una loa al trabajo en equipo, ya sea para hablar de la expedición o de Privalia. Uno, que ha tenido que trabajar en varias organizaciones donde lo de trabajar en equipo no sabían ni lo que era, siente envidia cochina. Y más aún cuando ves el grupo que formaron en el K2 y lo organizados y compenetrados que estaban
(vaya, como Pauner y sus cervezas…), y yo teniendo que ir en solo porque ni equipo, ni colegas, ni "na de na".

Muy interesante la lectura de la creación de Privalia, una
start-up que a punto estuvo de morir de éxito y es que a veces lo más difícil es encontrar los inversores, los que han de apostar su dinero y creer en el proyecto, ya sea en una empresa o en una expedición de alpinismo.

Pone los pelos de punta leer el asalto final a la cumbre, cuando la madrugada del 16 de agosto, a las 3.30 h. salieron Oscar, Coro y Manel, del Campo IV a 8.100 m. (sin oxígeno). Hacia las 10 de la mañana, a 8.300 m. de altura, Oscar no se encontró bien y se dio la vuelta, algo complicado en la Magic Line y más en solitario. Una hora después fue Manel con dolores en el pecho (pensaba que era un principio de edema pulmonar), quien también decidió dar la vuelta. Aquí Corominas dio el do de pecho y decidió seguir solo hacia la cumbre. Nieve profunda y pequeños errores que le obligaron a destrepes. A las 18 h. anocheció cuando llevaba ya catorce horas seguidas de ascensión. Le faltaban 80 m. para la cumbre que le costaron ¡6 horas más!

Al filo de la medianoche cruzó, literalmente, por la cumbre, a oscuras, y dijo por radio “he llegado a la cumbre, hace frío, bajo” y ya está, recordando aquello de que “la cumbre era hacer la vía”. Lo de menos era pasar por la cumbre y hacerse la foto. Nadie ha hecho algo así en el K2 y creo que no lo volveremos a ver nunca.

Y Coro bajó por la vía de los Abruzzos, según el plan previsto, en plena oscuridad, y por una vía desconocida para él, con 21 horas seguidas de actividad a sus espaldas, sin oxígeno y con un frío de narices. En cinco horas alcanzó el Campo IV donde unos japoneses (los únicos que quedaban ya en el K2) le ofrecieron protegerse en su tienda para descansar. Una hora después bajaba de nuevo hasta el Campo III a 7.450 m. (bajando a pelo el famoso Cuello de Botella, sin cuerdas fijas) donde en una tienda, que había subido específicamente para esto Giró, acabó de descansar aquella noche y al día siguiente bajó hasta el Base (2.000 m. de un tirón). Muy fuerte este hombre.

Toneladas de modestia en este relato y también en el de Privalia, una empresa con un éxito comparable al del K2. Muy admirable. Fue realmente complicado que Corominas diese entrevistas a la prensa.

Como todos aún recordamos, el éxito del K2 quedó aguado al producirse el fallecimiento de Manel de la Matta, debido a una peritonitis, en el descenso por la Magic Line, ya en el CI. Oscar no pudo hacer nada para bajar a su compañero y Manel se quedó allí hasta el año siguiente en que una expedición de rescate contratada en Islamabad, pudo bajar su cuerpo hasta el Base y ser enterrado allí, en el Memorial Gilkey.

Como a los amantes de lo alpino (y a los buenos empresarios) nos va lo del reto continuo, de ahí el título del libro: La cumbre infinita. Siempre más.


Entrevista a los autores en TV2:

No hay comentarios:

 
View blog top tags