martes, septiembre 13, 2011

Refugio Packe (2.524 m.)


Desayuné media hora más tarde que el día anterior, obviamente con el placet de la baronesa de la Glére, o sea, a las ocho. No había prisa ya que tenía todo el día para ir al refugio Packe, donde dormiría para ascender al día siguiente a la Pale Crabounouse y al Bugarret, dos tres miles muy pocos frecuentados. Después de estudiarlo mucho, y teniendo en cuenta que estaba en la Glére, consideré que esta era la mejor opción para alcanzar estas cumbres.

El recorrido no tiene pérdida posible. Hay muy buen camino, ya que es una excursión muy frecuente desde la Glére. Mucha gente parte de este refugio, llega al Packe, come, y regresa de nuevo sin pernoctar en el refugio.

El refugio Packe me ha proporcionado una de esas alegrías que da la montaña de vez en cuando (en la actividad montañera, no sólo alcanzar cumbres es motivo de satisfacción). Aún existen sitios en el Pirineo que han quedado a salvo del desmadre depredador. Al igual que fue una sorpresa descubrir hace pocos años una pequeña cabaña de pastores en la Capradiza (donde dormí), en lo alto del cañón de Añisclo, este refugio me ha dejado un recuerdo imborrable.

Lejos del mundanal ruido y de las masas, construido en un lugar de ensueño (fue el segundo refugio que se construyó en el Pirineo, en 1895, gracias a un donativo de 1.000 francos de Charles Packe, que falleció antes de verlo construido), no tiene guarda, es libre, y dispone de casi todo. Minúsculo pero arreglado hace pocos años, cuenta con ocho plazas, mantas, colchonetas, hogar con leña y hasta electricidad y radio de emergencia gracias a un panel solar. Su único defecto es que el agua hay que irla a buscar a un lago próximo, a quince minutos y con desnivel.

Me hice el recorrido solito, una vez más, aunque me crucé con dos personas en el trayecto, que dura poco más de dos horas. El trayecto es un sube poco-baja algo-sube mucho-baja poco. Total que la Glére está a 2.143 m. y el Packe a 2.524.

Sin embargo esta ganancia de altura no sirve de nada, ya que para ascender a la Pala Crabonouse hay que bajar hasta el lago de Rabiet a 2.191 m. y se pierde todo lo ganado. Más aún, al regreso de la ascensión le espera a uno la fuerte subida a este refugio, un auténtico nido de águilas.

A las 11 h. ya estaba en el refu. Mientras hacía el recorrido iba pensando que había una cierta probabilidad de encontrarme solo o la posibilidad, aunque bastante remota, visto que en la jornada anterior estuve totalmente solo, de que las ocho plazas estuviesen ocupadas.

Pero no, sólo una parejita de enamorados se refocilaba en el Packe, tomando el sol y repartiéndose cariñitos. Alex, que así se llamaba él, es la persona que realiza el mantenimiento del refugio y estaba allí para ello, currando, y su chica, muy jovencita, le había acompañado y se dedicaba a recoger florecitas con las que hacerse porros. Pasaron varias personas de visita durante la larga jornada en la que disfruté de una paz Pirenaica inolvidable. Una pareja de belgas estuvo a punto de quedarse. Estaban en el final del trayecto de sus vacaciones en el Pirineo. Veintiún días caminando y únicamente un día de lluvia, lo que indica el grado de la sequía que se ha estado registrando al final de agosto y comienzo de setiembre. La pareja estaba cachas. Habían dejado el coche en Luz-St. Saveur y llegando al Vignemale habían seguido por Ordesa y Añisclo y desde ahí habían llegado hasta Estós y ¡media vuelta! Hablé con ellos en inglés y me explicaron que eran de Antwerp. Aproveché para explicarles que estaba allí para sacarme el Michelín que me había aparecido debido a la cerveza que había bebido este verano en su país. Una cerveza divina.

Me saqué un colchón al sol (ver foto) y estuve todo el día de panching (el refugio tiene dos preciosos bancos a los lados de la puerta con la finalidad de permitir un dolce far niente contemplativo), acompañado por los balidos de una orquesta de corderos que aparecían y desaparecían como por arte de ensalmo.

Así que dormimos los tres plácidamente en esta casita cerca del cielo. Previamente tuvimos una puesta de sol de ensueño (el refugio está orientado al oeste) y las nubes que estuvieron ausentes todo el día, aparecieron, como ya es habitual por la vertiente francesa, en el fondo de los valles, y una luz roja y anaranjada nos invadió durante unos minutos. Impagable. Cuando me fui a dormir (mi catre estaba en el segundo piso, ellos en el primero, con las camas tapadas con una ikurriña) se estaban fumando un porro. Dado que los aromas eran ascendentes me entró aún más dosis de paz celestial y dormí casi como un lirón. Sólo el fuerte viento que había fuera me desveló de vez en cuando.

Nota sensacional: ¡hay cobertura telefónica! Como puede verse en la foto de las ovejas y el lago, allí lejos al fondo aparece el siempre presente Pic du Midi. Sus potentes antenas permiten tener fuerte cobertura. Por aquí en este aspecto estamos casi en pelotillas. Fuera de las estaciones de esquí es difícil encontrar cobertura en las montañas españolas. Envidia cochina que me dan ya que tener cobertura es garantía de seguridad.

Fotos (click en las imágenes para verlas a mayor tamaño).
Arriba: en el refugio Packe. ¡Hasta me llevé las chanclas para estar cómodo!
Abajo:
1) En el camino Glére-Packe. Vista hacia atrás. El valle a la izquierda está recorrido por un camino que lleva a Luz-Saint Saveur. Puede verse aún el refugio de la Glére.
2) En el collado del fondo se encuentra el refugio Packe. El camino no va por ese collado sino que va muy a la derecha. Tan a la derecha que queda incluso fuera de la foro.
3) Hay un momento, al inicio de la caminata en que puede verse el refugio (foto con zoom a tope).
4) Tramo final del recorrido en ligero descenso. Llegamos al refugio.
5) Sólo dos personas, tomando el sol, está en el refugio cuando llego.
6) Refugio con herradura de la suerte. No lo había visto nunca. Además de la herradura hay palas en las paredes exteriores. Y es que en invierno el refugio puede estar materialemente enterrado en la nieve y es preciso excavar para entrar en él.
7) Refugio con vistas insuperables. Enfrente el Taillón y los Gabietous, entre otras muchas cumbres.
8) Visitantes con suficiente tiempo habían dejado en el libro registro del refugio un excelente dibujo de él.
9) Vista hacia mis objetivos montañeros del día siguiente. En el centro de la foto, muy oscuro (cara Norte) el Pic Long, y a su derecha las tres cumbres de tres mil metros: Dent d'Estibere Male, Bugarret y Pale Crabounouse.
10) Puerta al paraíso.
11-12) El refu por dentro. Hay que tener en cuenta que una parte del refugio está reservada para el guarda del parque nacional y que además es donde se encuentran las baterías de la instalación eléctrica. A esa parte sólo tiene acceso el guarda. Por lo tanto la zona libre de ocho plazas es más pequeña de lo que aparenta el refugio visto desde fuera.
13-14) El refugio, utilizado mucho por pescadores (¡hay truchas en el lago!) y por los pastores.
15) Los visitantes permanentes y el lago adonde hay que ir a buscar el agua. Unos pesados. Supongo que en época no tan seca se puede obtener agua un poco más cerca.
16) Las nubes del atadecer inundan los valles. Al fondo el lago de Rabiet y la cabaña (en su extremo izquierdo).
17-19) ¡La luz del atardecer! Momentos mágicos. Lástima que duren tan poco.
20) Alex tenía una guía de los refugios franceses que le firmó y dedicó Louis Audoubert.


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