martes, diciembre 20, 2011

Rajoy, la llegada del nuevo Mesías


Dice el diccionario en referencia a la palabra Mesianismo que “es una tendencia de la cosmovisión o la ideología que se relaciona con una particular interpretación de la historia donde el cambio de un estado del desarrollo de una sociedad o grupo de creyentes será originado por la llegada de un "mesías" o héroe, al que corresponde el establecimiento de un nuevo orden que dará origen al mundo utópico.

Es evidente, visto el discurso de ayer de Rajoy, nuestro nuevo Mesías, que estamos ante una nueva etapa de mesianismo hispánico que va a cambiar este país imponiendo un "orden nuevo" que nos va a llevar a la felicidad, pero sufriendo, eso sí, durante no se sabe cuanto tiempo (¿?) alcanzando en un plazo no definido (ya se sabe que esto puede costar una eternidad, pero mientras hay que seguir confiando) un mundo utópico en el cual no nos podemos ni imaginar lo bien que estaremos todos y lo dichosos que seremos. España volverá a ser "GRANDE", nos dice (la palabra España fue la más utilizada en su discurso). Por desgracia la historia está repleta de mesías que acabaron abocando su país a la ruina. No creo que vayamos a ser la excepción.

Ni depende, ni no depende. Me voy ha quedar corto con mis 40 puntos que daba por seguros que se aplicarían, ya que aparece alguna cosa más y eso que ayer Rajoy habló de generalidades. Cuando aparezca el bisturí del detalle (menudo primer trimestre nos espera) no quedará órgano de este cuerpo social que no se lleve una buena tajadura.

Queda claro que los trabajadores, los asalariados, van a ser los grandes paganos de esta crisis y por partida cuádruple:

1) Para pagar el descalabro bancario.
2) Para transferir rentas a los empresarios.
3) Para pagar también el desmadre del gasto estatal en inversiones inútiles de estos últimos años.
4) Para garantizar la devolución de los préstamos que nos han hecho y que han permitido las locuras en "inversión" y gasto de los puntos 1-3 anteriores (locuras cometidas por bancos, empresarios y gobiernos, y no precisamente por los trabajadores).

Nos dicen que la bajada de salarios es imperativa. Tanto lo repiten que percibo que mucha gente ha asimilado este discurso y consideran que es la solución correcta, al igual que se han creído el mensaje de que “vivíamos por encima de nuestras posibilidades”, mensaje que intenta culpabilizarnos de la crisis.

Nos venden que se bajan los salarios ya que no podemos devaluar y así, bajándolos, seremos “competitivos”. Nos aseguran que esta bajada de salarios permitirá a las empresas bajar los precios y así nos quedaremos igual y no perderemos poder adquisitivo. Mentira. Para ejemplo el de hoy en Cataluña con los precios de los transportes públicos. Subida del billete sencillo de autobús:
38% (¡que ya cuesta 2€). Subida de la tarjeta T-10, la más utilizada: 12,12 %. (¡Viva las motos!). Naturalmente el mensaje del aumento va acompañado de la culpabilización del Gobierno central y del anterior gobierno de la Comunidad, verdaderos causantes del aumento (in saecula, saeculorum, amén). No podía ser de otra forma.

Subida también de las autopistas y túneles de peaje muy por encima de la inflación y recorte de servicios (y no olvidemos que pretenden poner peaje a las autovías ahora libres). Más (precio) por menos (servicio). Lo que está claro es que la reducción de servicios supone reducir empleo. Si
esto ocurre con los precios que puede controlar la Administración, podemos pensar que va a pasar con los precios fijados por las empresas.

A pesar de estos desmanes abundantes veremos, milagrosamente (nos espera un auténtico Lourdes en el tema de los precios), como el IPC no se moverá lo más mínimo. Con lo cual, como ya he explicado otras veces en este blog, se matará otro pájaro del mismo tiro: se enmascarará el descenso del PIB y así se indicará que estamos sólo ligeramente en recesión, cuando en realidad estaremos en cifras de reducción del PIB mucho más altas. Anestesia social por todos los lados.

Una vez más vemos que es imposible que la austeridad nos pueda hacer crecer y dar empleo al mismo tiempo. Un ejemplo claro de como la austeridad implica todo lo contrario lo tenemos en la Comunidad Madrileña, donde se aprueba que los esclavos trabajen más por menos, lo que supone que unos cuantos más se quedarán en la calle (8.800). Los 5,5 MM. de parados están servidos.

Por lo tanto cuando oigamos a Rajoy y a sus acólitos (que aún no sabemos quienes serán) decir que
“la austeridad nos permitirá crecer y dar empleo” os podéis hacer un hartón de reír. O eso, o quedarse con cara de idiota, o sea con cara de habérselo creído.

Las cifras expresadas ayer no permiten otra interpretación. Los recortes de 16.500 MM., las subvenciones a los empresarios y sector inmobiliario y la creación de un banco malo solo pueden salir de una sangría enorme al bolsillo y al empleo del ciudadano.

Lo que si está claro es que el país está en venta y que la voluntad del ciudadano ya no existe. Ninguna medida del gobierno va a tenerlo en cuenta (salvo conservar el voto del pensionista, pilar básico del voto Pepero, que debe mantenerse incólume). La veda para el saqueo queda abierta con el permiso y autorización de los españoles. Si se han hinchado a robar y a montar tramas mafiosas, podemos imaginar lo que va a ocurrir en los próximos años, con todo el poder en sus manos.

Nube formada con las palabras más utilizadas por Rajoy en su discurso. España, Señorías y Gobierno "über alles".

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