domingo, enero 29, 2012

J. Edgar Hoover


Personaje siniestro donde los haya, J. Edgar Hoover (info en castellano / info en inglés, más amplia) ocupa un lugar importante en la historia de los EE.UU. ya que fue el creador del FBI y su director durante 48 años.

Siete presidentes de EE.UU. tuvieron que padecer este auténtico poder en la sombra, poder basado en la red de espionaje que trabajaba para su interés personal, red pagada por el contribuyente.

La película muestra varios ejemplos de este poder en los casos de los presidentes Roosevelt y Kennedy. Roosevelt quedó esclavizado por Hoover al poseer este un informe sobre las actividades extramatrimoniales (y lesbianas) de la mujer del presidente, Eleanor.

Y sobre Kennedy, dado su amor por los líos de faldas, la cosa estaba fácil. La película muestra como el hermano de Kennedy, Bob (que también fue asesinado), y que era fiscal general (y por lo tanto Hoover estaba a sus ordenes), no tenía intención de dejarse chantajear por Hoover. Ya es sabido que en el asesinato de Kennedy en Tejas, al llegar al lugar donde le dispararon, la protección policial del FBI desapareció.

El asesinato de Kennedy lo presenta marginalmente la película para que cada espectador saque sus conclusiones, como ocurrió con el asesinato de Martin Luther King. La película sí que muestra a Hoover (profundamente racista) enviando una carta a King, conminándole a que renuncie al permio Nobel, so pena de sacar a la luz información comprometedora. King no lo hizo y cuatro años después fue asesinado.

La película muestra también el caso Lindbergh, el famoso piloto que cruzó por vez primera el Atlántico, que conmocionó a EE.UU. Su hijo fue secuestrado y no lo recuperó con vida. Para encontrar al culpable Hoover puso en marcha por primera vez métodos nuevos policiales (policía científica) que lograron encontrar al supuesto autor, un carpintero de origen alemán llamado Bruno Hauptmann que fue declarado culpable y condenado a muerte. Aunque la evidencia encontrada en el momento inculpaba a Hauptmann, han existido dudas respecto a su culpabilidad basadas tanto en errores de procedimiento durante el juicio, como en evidencias no incluidas durante el mismo. ¿Un montaje de Hoover con tal de llevarse la fama a la que era tan aficionado?

Además del caso Lindbergh, la fama le llegó gracias a su cruzada anticrimen, auténtica plaga de los años treinta en EE.UU. y que Hoover procedió a exterminar.

Lo que no muestra la película son los casos Rosenberg y Robert Oppenheimer, verdaderamente denigrantes para un país pretendidamente democrático.

Con Eisenhower en la Presidencia, Hoover tuvo en sus manos el famoso Caso Rosenberg, donde un matrimonio de judíos alemanes fueron acusados de espías y de entregar información a espías rusos para el desarrollo de la bomba atómica. Se afirma que el antisemitismo de Hoover le llevó a no corroborar los antecedentes. Ratificó que las pruebas apuntaban a que los Rosenberg eran culpables de alta traición a pesar de que los presuntos culpables clamaban inocencia. Eisenhower rechazó la petición de indulto y fueron ejecutados en la silla eléctrica. Años más tarde, se descubrió que uno de los hermanos de la mujer ajusticiada era el verdadero culpable.

Oppenheimer fue el padre de la bomba atómica, e increíblemente fue acusado por Hoover de ser espia del comunismo, debido a que Oppenheimer tuvo amoríos con una activista del Partido Comunista llamada Tean Tatlock. Tal acusación trajo la revocación de su tarjeta de seguridad y mucha desdicha al padre de la bomba atómica, quien fue objeto de una pesada investigación y tuvo un arduo trabajo para limpiar su imagen hasta lograrlo pocos años antes de su muerte por cáncer.

La película además de girar sobre el eje político-policíaco se mueve también sobre la homosexualidad de Hoover, quien tuvo una relación sentimental durante toda su vida con su mano derecha, Clyde Tolson.

Hoover tenía datos sobre todos los artistas, deportistas (Pablo Picasso, John Lennon, Marilyn Monroe, Elvis Presley estaban entre ellos) y políticos, pero su obsesión era el comunismo, aunque también era antisemita y racista. Hoover no tenía vida privada personal (vivía con su madre) y el FBI era su secta y religión.

Una vida “al servicio del país”. Cuando Nixon subió al poder ya sabía lo que le esperaba: recibir un dossier-chantaje de Hoover, asegurándose así permanecer al frente del FBI una vez más y hacer lo que le viniese en gana. Para un tramposo como Nixon (tal como se demostró más tarde) Hoover era un gran estorbo. Tuvo suerte y sólo lo soportó cuatro años (Hoover falleció en 1972).

Los archivos privados de Hoover, los que le daban un poder inmenso, nunca aparecieron a su muerte. La película no duda en atribuir a su fiel secretaria la destrucción de esos archivos antes de que cayeran en manos de nadie. Da escalofríos pensar en como habrían sido utilizados si hubieran caído en manos de un personaje sin escrúpulos como Nixon.

Hoover afirmaba que “a veces hay que saltarse las normas para salvar el país”. Con este principio no hay democracia que valga. Un pájaro de cuidado este hombre, aunque no es un caso único. En Rusia, el responsable del espionaje, Putín, se hizo con la presidencia-dictadura del país de forma permanente. Los hay aún más ambiciosos.

Una buena película de Clean Eastwood, con Leonardo DiCaprio, Naomí Watts y Judi Dench (a quien vi recientemente en Jane Eyre, otra buena película) mostrando su gran talla de actores.

Un excelente artículo de José Antonio Zarzalejos
Entrevista a Leonardo DiCaprio en El País.
Crítica de la película en El País.
Entrevista (vídeo) a Clean Eastwood (con subtítulos)
Entrevista (vídeo) a Leonardo DiCaprio (con subtítulos)

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