miércoles, octubre 17, 2012

La Carbonera de Forallac

La finca del Mas Frigola de Sant Climent de Peralta acoge desde 1996 la celebración de La Carbonera de Forallac (que tiene su origen en el año 1993, en el Mas Baulida dels Metges), una actividad lúdica y cultural que nos permite rememorar el viejo y duro oficio de carbonero tal como se ejercía en el macizo de Les Gavarres (La Bisbal d’Empordà).

La fiesta, que gira entorno a la construcción y encendido de una carbonera, se ha convertido en una de las celebraciones más populares y concurridas de la comarca. Al mismo tiempo se ha convertido en un espacio de relación humana y de reivindicación de la vinculación histórica que ha mantenido el hombre con Les Gavarres como espacio habitado y fuente de riqueza de recursos naturales.

La vertiente pedagógica siempre ha sido una prioridad. Centenares de estudiantes acuden cada año para conocer de la mano de los carboneros los secretos y la dureza del oficio. La iniciativa, además, ha generado material variado en forma de publicaciones, exposiciones y audiovisuales. Asimismo, se han promovido intercambios con otras regiones – con carboneros de Suecia (2001) y de la Catalunya Nord (2007-2008).

Por otro lado, La Carbonera se ha convertido en un punto de encuentro de centenares de personas que aprovechan el buen tiempo de principios de otoño para reunirse, disfrutar del contacto con la naturaleza, comer al aire libre, explicar historias cerca del fuego o pasear por el entorno, en un ambiente relajado, festivo y de mucha fraternidad.


Y así el domingo pasado fuimos invitados por la familia Ponsati a celebrar esta fiesta otoñal con una gran comida familiar (treinta personas) y con el mejor de los días posibles en cuanto a climatología. Una gran fiesta a la que concurre toda la comarca (La Bisbal d’Empordà, Peratallada, Vulpellac, Corçà, Pals, etc.) reuniéndose multitud de personas y cada familia con su propio fuego y sus mesas. Tuvimos la suerte de que nos presentaran a Lluís, la persona que tuvo la iniciativa de recuperar este antiguo oficio que él conocía a fondo y que gracias a su empeño se ha podido conservar.

No hay ni que decir que nuestros estómagos quedaron arrasados ante la avalancha de lo que cayó en nuestros platos.

Una fiesta popular, con gran arraigo en la comarca, ya que todos los días (incluidos laborables) va la gente a comer e incluso a cenar (y hay días que la música en directo acompaña a los comensales) mientras arde La Carbonera, o sea unos veinte días.

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