viernes, abril 04, 2014

NOÉ (Volvemos a los rollos de antaño)

El cine va por ciclos. Y si se agotan las ideas se echa mano de lo ya visto. 

Cuando era pequeño veía dos películas, como mínimo, por semana. Al ritual de Nodo + Dibujos animados + dos pelis en el cine del cole, se añadían los extras, días especiales en que el colegio celebraba algo, como tener nuevo Papa, y entonces ya sabíamos que nos caía Quo Vadis o los Diez Mandamientos. Vi Quo Vadis hasta el hartazgo. Lo de Nerón quemando Roma para culpar a los cristianos me quedó claro.

La saga fue brutal: Espartaco, las dos citadas anteriormente, La Túnica Sagrada, Ben-Hur, La Caída del Imperio Romano, Rey de Reyes, etc., etc.

Pero esta saga venía acompañada de interminables películas sobre la Segunda Guerra Mundial, donde ganaban siempre los buenos a los alemanes y de otra saga sin fin: las películas del oeste, donde los buenos siempre eran los mismos y los indios pringaban que daba gusto, como así fue en la realidad. Otra serie era la del terror, con Frankenstein, el Hombre Lobo y Drácula, que no paraban ni para comer.

De las de guerra, o sea de la Segunda Guerra Mundial, las mejores eran las de submarinos. En estas al menos al principio, los alemanes, o sea los malos, daban caña que daba gusto, pero ya se sabe que al final no quedó ni el apuntador gracias a la tecnología del radar y al descubrimiento de las claves de la máquina Enigma.

A pesar de que voy a hablar de Noé, recuerdo en estos momentos una película, de submarinos, naturalmente, que me quedó muy grabada. 

Como era previsible (era su destino) un submarino alemán es abatido y se hunde al fondo del mar, glu, glu.

Los alemanes aterrorizados ven como el submarino desciende y desciende a las profundidades sin remedio y de repente, antes de que el submarino explote por la fuerte presión, tocan fondo. Abrazos, ¡uf!, ¡que susto!. ¡Nos hemos salvado! gritaban eufóricos los teutones. Pero cuando se les pasa la angustia se dan cuenta que si bien no descienden ya más, el problema es subir de nuevo a la superficie y entonces vuelve el pánico, porque no hay forma de salir de allí y salvarse.

Digo todo esto porque la economía española me recuerda mucho a esta película. Contentos están todos porque parece ser que ya hemos tocado fondo, pero otra cosa será volver a la superficie. Y que no vengan con que el PIB crecerá un 1,5%, porque ya todos sabemos que este PIB está cada vez más mal repartido y por lo tanto si existe una transferencia permanente de rentas de los trabajadores a los empresarios, ya sabemos quién se comerá ese pequeño, mínimo, aumento del pastel.

Y vuelvo a Noé que es de lo que quería hablar. Parece ser que agotados los filones de los últimos años, los productores y directores de cine, vuelven a los temas bíblicos. Leo que están en marcha Son of God (de los creadores de la miniserie La Biblia y ya estrenada con gran éxito en los cines estadounidenses), God’s not dead, Heaven is for real, Left behind y el Éxodo de Ridley Scott. Además hay planes de adaptar a la pantalla la historia de Caín y Abel, la de Poncio Pilatos (con Brad Pitt como posible protagonista, un proyecto para el que se han formado grupos espirituales que apoyan la iniciativa con sus rezos) y la de María, con la que desean darle un giro a lo Katniss Everdeen de Los juegos del hambre a la madre de Jesús.

No he visto Noé ni pienso verla. Mi tiempo es precioso y no pienso despreciarlo de esta forma. Este tipo de películas está hecho para consumo de creyentes americanos, cuya ingenuidad, a estas alturas, les lleva a seguir tragando candorosamente estas historias aderezadas con millones de dólares en efectos especiales. 

Escribía esta mañana un comentario a esta película en un foro y rápidamente me han saltado los meapilas a la yugular.

Decía en el foro que muchas historias de la Biblia no se sostienen mínimamente, pero las historias de Noé y Josué baten records, ya que son impresentables a la luz de la ciencia actual.

Pensar que en la atmósfera hay agua que, cayendo en forma de lluvia, pueda cubrir totalmente la superficie de la Tierra, que se puede construir un barquito donde caben todas las especies (bueno, las acuáticas estaban a salvo) y que juntas en el paquebote no se coman entre ellas (¿qué alimento llevó Noé para todas ellas, ya que estuvo un montón de días embarcado?), que eligiendo una única pareja por especie después se puedan reproducir sin problema, da para reírse un rato.

Pero además, ¿se llevó los miles y miles de bacterias y virus al Arca? ¿Cómo hizo para salvar al búfalo y la llama que estaban allende el océano y no se sabía por sus lares ni que existían?


El Dios cristiano es heredero (copia) de los coléricos Dioses griegos. Había que tener mucho cuidado con ellos porque de vez en cuando les pillaba un pronto y se enfadaban mucho y les daba por destrozar al personal que daba gusto. El Dios cristiano también es destructor. No le importa cepillarse Sodoma y Gomorra, porque reina la maldad en esas ciudades, aunque esto conlleve matar a todos los niños, inocentes y no culpables de lo que hacían sus mayores. Y tampoco cargarse a toda la humanidad, ya que en el Arca se salvan sólo ocho personas. Los antropólogos lo tienen fácil: todos descendemos desde el Diluvio de esos ocho que se salvan (que vete tú a saber si hicieron cama redonda en incesto continuado). 

Aunque lo mejor de la Biblia es lo de Job, que para probar su paciencia y su amor a Dios ve impavido como el diablo (con permiso de Dios, eh) va matando a toda su familia (diez hijos inocentes). Aunque luego Dios se lo devuelve todo (las riquezas, que es lo que importa), multiplicadas por dos. A los que mató para realizar la prueba que les den.

Dice la Biblia que "Yavé vio que la maldad del hombre en la tierra era grande y que todos sus pensamientos tendían siempre al mal. Se arrepintió, pues, de haber creado al hombre, y se afligió su corazón”. Dijo: "Borraré de la superficie de la tierra a esta humanidad que he creado, y lo mismo haré con los animales, los reptiles y las aves, pues me pesa haberlos creado." Noé, sin embargo, se había ganado el cariño de Yavé".

Pues el hombre, dice también la Biblia, lo creó a su imagen y semejanza. Y los animales ¿por qué eran “malos”? Vaya pedo.

Siendo Dios tan Todopoderoso pienso yo por qué no se dedicó a cepillarse a todos los pecadores de forma selectiva y evitarse así tener que montar esta bacanal acuática y atmosférica.

Para acabar con el tema, la Biblia dice que este hombre vivió 950 años. Imposible, nos dirá cualquier especialista en genética (bueno este lo puede afirmar hasta el tonto del pueblo).

Y cito a Josué recordando lo que escribí hace casi dos años: fue Josué quien a fuerza de tocar trompetas varias (no se sabe cuántas) derribo los muros de esta ciudad enemiga, aunque posteriormente, en un artículo científico que publicó Lancet supimos que Josué no era tan poderoso y que las murallas, que no eran precisamente de piedra sino de arcilla, se cayeron debido a los pipis de los defensores que estuvieron realizando tan sana tarea durante muchos días en lo alto de sus almenas.

También paró Josué el sol y la luna. Ahora sabemos que el sol no gira alrededor de la tierra, sino que es todo lo contrario. Por lo tanto al parar el sol en el cielo en realidad paró la rotación de la Tierra. Ni te digo la que se montaría en nuestro planeta si la Tierra se frenase de golpe. Como el mar no tiene cinturón de seguridad el tsunami que se montaría sería de órdago.

A la vista de todo esto parece ser que se ha tenido que modificar un poco esto de que la Biblia era la palabra de Dios y ahora nos dicen algunos que son “parábolas”. O sea, cuentos. Eso ya está mejor.

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