miércoles, septiembre 30, 2015

Ejemplo de lo que escribía ayer

He aquí en imagen lo dicho ayer. A repetir una y otra vez, hasta que quede como una verdad. El Pais forma ya parte de la caverna mediática.

Además no entiendo que sume 99,5% (51,7% + 47,8%). Si se restan los blancos y nulos (0,92%) tendríamos 99,08 - 47,74 = 51,34 %. Aquí ya se va a bulto.


martes, septiembre 29, 2015

Votos en las elecciones catalanas: las cosas claras y el chocolate espeso (dice el refrán)

Como me gustan las matemáticas no hay cosa que más me indigne que su manipulación para obtener falsedades.

Ya sabíamos (lo vimos en la entrevista de Ana Pastor a Artur Mas) que la más que probable victoria de los independentistas en las elecciones autonómicas tenía un punto débil al que se cogería como clavo ardiendo la caverna mediática: en votos los independentistas no superarían el 50% y por lo tanto se aprovecharía esto para deslegitimarlos.

Como ya estaba escrito en el guion a seguir después de las elecciones, tanto da lo que digan las matemáticas a la vista de los resultados: el leiv motiv a repetir una y otra vez es que no han ganado en votos, pero veamos lo que dicen los números y después podremos opinar (y si no somos talibanes opinaremos de otra forma).

Votos independentistas: Junts 39,54 % + CUP 8,2% = 47,74%

Votos que se pueden considerar no independentistas: C’s  17,93 % + PSC 12,74 % + PP 8,5 % + Unió 2,5 % =  41,67 %

Votos de otros partidos que no han definido claramente su posición y que no sabemos que habría votado su electorado en un referendo: 

CatSíqueesPot + Recortes Cero + PACMA + Ganemos + Pirata = 10,06 %

Votos nulos y blancos: 0,92 %

Para abrir boca indicar que en un referéndum los votos blancos y nulos no cuentan. Por lo tanto si al 100% le restamos 0,92% tendremos 99,08% que dividido por dos nos indica que el 49,54% de los votos da mayoría. Por lo tanto lo del 50% es falso. Es el 49,54%. En un referéndum la victoria habría estado en este porcentaje.

¿Pero, qué habrían votado los electores de esos partidos que conforman un 10,06 %? Respuesta: no lo sabemos. Pero la caverna mediática, el estado español, parece ser que lo tiene claro, ya que los suma al NO sin más problemas. 

¿Estamos seguros que todos los votantes de Unió (2,5%) habrían votado NO en un referéndum?
¿Estamos seguros que los votantes de Podemos, donde se incluyen los de IU, habrían votado todos NO?
La realidad es que sin referéndum nadie puede afirmar nada y por lo tanto estamos ante una mentira más que previsible ya antes de conocer los resultados.

Ya lo ven: todo los que no es SÍ es No por real decreto y asunto arreglado. Y a repetirlo muchas veces hasta que cale la mentira: no han ganado en votos, no han ganado en votos, no han ganado en votos y así hasta la saciedad.

"Si una mentira se repite lo suficiente, acaba por convertirse en verdad", decía Göebbels. Viendo sus doce principios sobre la propaganda una se asusta al ver como se cumplen a diario todos estos puntos de una forma infame por los medios de comunicación al servicio de la derecha (la izquierda no tiene, o son precarios).

Por lo tanto y finalmente: Independentistas 47,74% y no independentistas 41,67% y si quieren saber la verdad que hagan un referéndum y no manipulen unas elecciones autonómicas. Los demócratas ingleses lo solucionaron como se debe y la secesión escocesa se acabó por la vía rápida. Pero aquí tenemos un inepto en el poder estatal y de ahí que la sucesión de catástrofes sea continua. Y así seguirá hasta que lo echen.

Y mucho desinformado votando la marca blanca del PP... A este paso van a comer más de lo mismo durante otros cuatro años. 

miércoles, septiembre 23, 2015

Marianico el corto supera el despido en diferido de Cospedal

Con la de miedos (previstos) que están soltando estos días (y todos ya saben a que miedos me refiero) y va nuestro querido "incompetente maximus" y se pone en evidencia, tal cual lo hizo la Cospedala en su día. ¡Qué bochorno! ¡Y encima preguntando por la ciudadanía europea!

He aquí lo que escribe David Torres en Público:

Clint Eastwood interpretó una vez el papel de un escolta viejales del presidente de los EE UU. La película se llamaba En la línea de fuego y en ella había una escena en que el yayo del Servicio Secreto, aquejado de un catarro chungo, confundía el ruido de un globo estallando con una detonación. Entonces corría a la tribuna entrechocando las rodillas y se arrojaba sobre el presidente para recibir la bala. Tras la consabida bronca, a Eastwood lo alejaban de la primera línea porque, según el jefe de seguridad, había puesto en ridículo al presidente. “Creía que estábamos aquí para preservar su vida” se quejaba el escolta. “Sí, pero también su dignidad”, replicaba su jefe.

Mariano Rajoy habría necesitado ayer lo menos doce guardaespaldas para preservar su dignidad en una entrevista radiofónica: media docena para apartarle del micrófono y otra media para reducir a patadas a Carlos Alsina. Al locutor se le ocurrió la temeridad de responder al presidente recordándole unas líneas de la Constitución, en concreto el punto 2 del artículo 11, que asegura que ningún español de nacimiento podrá ser privado de su nacionalidad, a menos que él renuncie a ella. “¿Y la europea?” preguntó Mariano después de una pausa aterradora, arrugando la cara de tal modo que parecía que buscara en la mesa el botón del comodín del público. “La europea la tienen porque tienen la nacionalidad española”. Con una sola pregunta, todo un señor presidente se hizo un marmitako de nacionalidades, países y continentes. Y de repente millones de españoles comprendimos que Onda Cero se llama así por algo.

También comprendimos, una vez más, que don Mariano no iba a defraudarnos. Poco antes había soltado una de esas sentencias suyas que hay que frotarse las orejas para creérselas: “Cataluña tiene una historia que no la tienen otros. Y otros tienen una que no tiene Cataluña”. Parece una frase descartada de los diálogos de Forrest Gump por inverosímil. Claro que la culpa no es suya sino del jefe de campaña que ha decidido sacarlo a pasear y también del aparato de seguridad presidencial, que dejó al presidente solo y desarmado frente a un periodista. Alguien debería haberle dicho que no todos los locutores de radio son Carlos Herrera. Habría sufrido menos daños disfrazándolo de toro y dejándolo correr en Tordesillas.

Probablemente alguien le advirtiera del peligro de los micrófonos, pero Mariano no hizo caso y allá que fue, derechito otra vez a los hilillos, los inversobres, viva el vino, no entiendo mi letra, ETA es una gran nación y la segunda ya tal. Por algo, tras el barcenazo, lo mantuvieron en cuarentena, aislado de cualquier contacto con la prensa, y las declaraciones posteriores se emitieron a través de una pantalla de plasma, seguramente en diferido y en forma de simulación. Porque en directo pasa lo que pasa.

Lo terrible no es que Mariano haya batido su propia marca de hacer el ridículo, que ya era difícil. Lo terrible es la cantidad de asesores, abogados y especialistas que habían insistido una y otra vez en el escenario de los catalanes exiliados de la Unión Europea, de la ONU y hasta del planeta Tierra, y no habían previsto ese pequeño detalle de la Constitución. En ese segundo de estupor (“¿Y la europea?”), de infinito ridículo e infinito bochorno, caben los cuatro años de desgracia que llevamos padeciendo: el señor presidente de un país que le pregunta a un locutor por la nacionalidad europea, como si existiera tal cosa. Era el mismo día en que el cardenal Cañizares, arzobispo de Valencia, convocó una vigilia en la catedral para rezar por la unidad de España. Hasta Dios se debe de estar descojonando.

Por cierto, en la campaña del miedo se han olvidado de las viudas, tema que dio sus frutos en Escocia.

Y una vez más voy a intentar aclarar lo de las pensiones ya de una vez. Todo pensionista tiene un contrato con la Seguridad Social. Durante un montón de años el trabajador y su empresa pagan mensualmente un importe a la Seguridad Social que entre otras cosas sirve para pagar una futura pensión.

Por lo tanto cuando eres pensionista el estado esta obligado contractualmente a pagarte la pensión, te vayas al Polo Sur, a Marte o te vuelvas Chino. España está llena de pensionistas ingleses y alemanes que residen en nuestro país y cobran su pensión, como no puede ser de otra forma. Y como los catalanes no pueden dejar de ser españoles, pues a cobrar y que se metan el miedo en un sitio que yo sé. 

Y transcribo este divertido WhatsApp que he recibido:

¿Andorra es más pequeña que Catalunya? Sí.
¿Es económicamente sostenible? Sí.
¿Pertenece a la UE? No.
¿Alguien le impide utilizar el Euro como moneda? No.
¿Tiene reconocimiento internacional? Sí
¿En que idioma hace los discursos en la ONU? En Catalán.

A lo que añado, ¿se fueron los bancos? Respuesta ¡no!, ¡los hay a montones!



 

lunes, septiembre 14, 2015

Vuelos diferentes y especiales


Bonita foto, ¿eh? Anochece y estamos rodeados de torrecumulus, las nubes más peligrosas para la aviación. Época de monzones y los torrecumulus, con intensa actividad eléctrica, jalonaban todo el recorrido, así que fue fácil obtener innumerables fotos de este espectáculo que nos brinda la naturaleza, visto esta vez desde una perspectiva inusual. 

El atardecer prometía. ¡Qué espectáculo! ¡Y los hay que en el avión solo duermen! Más o menos, si puedo, me siento en el mismo sitio, así puedo ver los alerones, slats, flaps y speedbrakers.



Volábamos de Hanoi (Vietnam) a Siem Reap (Camboya). Vuelo con amigos, nada de viaje organizado.

Mira por donde pude saborear una sucesión de tormentas eléctricas espectaculares (hasta cuatro) mientras el sol se escondía en el horizonte. Delicioso para los que no tenemos miedo a volar.
Pero el vuelo especial fue el de Seam Reap a Singapur, con la compañía JetStar, filial de la veterana compañía australiana Qantas. Salía al inicio de la tarde, a las 15.45, llegando a Singapur a las siete. Bueno, eso era lo previsto.

Nuestro avión, a punto y muy limpito gracias a los chaparrones que iban cayendo cada poco rato. 



El vehículo que nos va a empujar, ya poniéndose en posición. Se avecina tormentón.


A pie al avión. Suerte que el cielo hizo una pausa. A la derecha un turboprop bien conocido, el ATR42.



Y llega la lluvia de nuevo.


A la hora exacta iniciaron el pushback, o sea el retroceso, ya que los aviones no tienen marcha atrás (bueno, algunos turboprops modernos, con esas hélices tan especiales, tan avanzadas tecnológicamente, parece ser que lo consiguen).
Es durante el retroceso que se ponen los motores en marcha. Normalmente se pone en marcha primero el motor de la derecha, ya que a la izquierda, como se ve en la foto virtual que incluyo, el marshaller, que dirige la operación, se sitúa normalmente en este lado (el del capitán).

Foto virtual del pushback de un vuelo partiendo de Malaga con JetStar. Puede observarse el marshaller a la derecha.


Todo normal. Uno, ya con horas de práctica, iba reconociendo todos los pequeños ruidos que van delatando todas las maniobras y que pasan totalmente desapercibidos para los que no les interesa el tema (que son mayoría). Nos dejaron ya en posición para iniciar el taxi (rodaje) y mientras ya se habían puesto los flaps necesarios para el despegue. 
Y he aquí que ya se observaba que el motor izquierdo no arrancaba. En un aeropuerto con tráfico mínimo, llevábamos ya 20 minutos de espera con la intentona, y nada. Cuando vi que cerraban flaps, señal inequívoca de que no íbamos a despegar, pegué un bote en el asiento. ¡Volvemos a la terminal! 
En efecto, así fue, regreso a la terminal (con el motor que funcionaba) con el correspondiente murmullo del pasaje.

Regreso a la terminal


Parada y fonda a la espera de que llegase “el ingeniero” a resolver el problema. En la primera explicación del comandante este indicó que era un “engine failure”. Más claro, agua.
 
Como el aeropuerto de Siem Reap es pequeñito, hubo que traer una escalerilla para que subiera el ingeniero. Con las puertas abiertas de la cabina todo el mundo estiraba el cuello mientras se oían los ñigo-ñagi de las sucesivas intentonas de puesta en marcha por parte del ingeniero. La gente empezó a retorcerse en los asientos porque estuvimos bastante rato en el intento.


Escalerilla puesta, esperando al "ingeniero".


La gente estiraba el cuello para intentar ver lo que ocurría en cabina.



Pero parecía que lo habían conseguido. Con los dos motores apagados iniciamos otra vez el pushback y nos llevaron al mismo sitio. Flaps puestos, ñigo-ñagi durante un buen rato, cierre de flaps... ¡y a la terminal otra vez! Muchos nervios y peticiones de gente para bajarse. Sin problema. Nos desembarcaron a todos y nos fuimos al bar. Más de dos horas de espera mientras observábamos el tormentón que estaba en plena efusión.

Angelines, mesandóse los cabellos, descendiendo obligatoriamente del avión, después del segundo intento.

En la espera nos obsequiaron con una falsa llamada que provocó una carrera con la cerveza y el bocata en la boca. Y vuelta a sentarse. La cosa seguía sin funcionar. Más yu-yu.
En la espera estuve hablando con una chica que trabajaba en Airbus en Madrid y, claro, esto de entender de aviones, o te vuelve confiado, o todo lo contrario. La chica conocía a los pilotos del A400 que se estrelló en Sevilla hace poco, y claro, estaba como un flan y no quería subir. Hablamos largo y tendido de aviones.
Más de uno desapareció, como el que se sentaba a nuestro lado, que cuando abrieron puertas fue el primero en bajar y salir corriendo. A lo mejor entendía castellano y me oyó comentar la jugada.

Veáse el tamaño del torrecumulus que está sembrando el terror al fondo, muy cerca. 

Hablé con el capitán, que era mejicano, al descender obligatoriamente del aparato, y me dijo que era un generador. ¡Ándale!, le dije, pero si has dicho que era un “engine failure” y os habéis roto los cuernos intentando poner el motor en marcha. Sonrisas. No, no, le digo la verdad, me repetía. Sonrisas mías también. No era cuestión de asustar más a la gente. Así que tocó transmitir que era un generador y no el motor, y así todos más tranquis.
Mi temor y nervios iban por la posibilidad de que anularan el vuelo, ya que al día siguiente volvíamos a Barcelona desde Singapur, vía China y París y no era cuestión de perderlo.
Bueno, al final subimos al avión ya anocheciendo, y como dice el refrán, a la tercera va la vencida. Eso sí, más de uno iba rezando en el despegue.
Un enorme retraso, que nos dejó en Singapur ya cercanos a la media noche, pero ¡volamos!

Y aprovechando que escribo de aviones, otras dos fotos virtuales de mi vuelo de ayer con un turboprop, por Florida (golfo de Méjico, entre Pensacola y el delta del Mississippi), (EE.UU.). Un placer recorrer el mundo desde el aire sin salir de casa (y viéndolo mejor).




 
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