lunes, octubre 14, 2013

Col d'Azet - Val Louron desde St. Lary Soulan

Y finalizada la estancia en Luz-Saint-Saveur crucé el Tourmalet en obras y después, para variar, el Aspin, ya que en el viaje de ida pasé por la Hourquette d’Ancizan.

Atravesé Arreau, donde estuve hace unos días para subir el Peyresourde, y seguí hacia Saint Lary Soulan. Se nota que el verano “c’est fini” ya que se había convertido en un pueblo desierto. Seguían trabajando en la rotonda, que es como la Sagrada Familia de este pueblo. Espero que algún día la acaben de arreglar.
Antes de salir me vestí ya con el traje de faena, ya que si me veía con ganas iba a subir otro puerto: Val Louron-Azet. Hace unos días, al bajar el Peyresourde, me quedé con ganas de subirlo a continuación (aunque por la vertiente opuesta, la de Val Louron-Loudenvielle). Pero lo dejé para otro día. Y ese día había llegado.

Pasado el pueblo de Azet. St. Lary queda al fondo y puede verse la mónotona subida al Pla de Adet. Una rampa a la derecha y luego otra, descomunal a la izquierda.


Con los problemas que hay siempre para aparcar en este pueblo en plena temporada, encontré el aparcamiento que hay al salir del pueblo, próximo al telecabina que lleva a la estación de esquí, totalmente vacío.
Partiendo de este sitio se recorren doscientos metros y enseguida a la izquierda empieza ya el puerto, con un primer kilómetro suave, puro engaño, pero a veces es mejor así, aunque después viene lo que viene: el 8% fijo.

¡Atención! El 4% que indica el cartelito se refiere al primer kilómetro (el único suave).


Como ya uno iba de retirada me puse a los pedales con ganas, que son las que tienes siempre cuando acabas algo. De hecho el Ibike Newton me informó al acabar que había sido la subida donde había derrochado más potencia media. Y es que ya no había que dosificar: mañana, fiesta.

No había nadie, ni tráfico. El tiempo empezaba a cambiar (el finde iba a ser malo) y en Luz, al salir, ya me cayeron unas gotas, pero al ser un frente atlántico esta zona de Val Louron queda más al este y el día era bueno. Seguía haciendo calor y no necesité abrigarme al bajar. Tampoco podría haberlo hecho ya que el cortavientos brillaba por su ausencia. ¿Lo había perdido? ¿Me lo habría olvidado? Sería la primera vez que me lo dejo, ya que es algo sagrado, como el llevar agua. Esto me estropeó un poco la bajada, ya que fui controlando a ver si lo veía, no fuese que se me hubiera caído.

Desde el collado tenemos la misma vista que hemos visto durante toda la subida. El altivo pico del fondo es el famoso Arbizón, muy visitado en la zona. Un ascensión durilla a pesar de no llegar, por poco, a los tres mil metros.


Ciclistas pocos, sólo una pareja española, parados en la fuente que hay en el pueblo de Azet, que da nombre al collado y cuya travesía es un rampón de mucho cuidado (13 %). Yo subía y ellos bajaban. Como iba de equipamiento Saxo Bank no tuvieron dudas de que yo era español. Se iban a continuación al Pla de Adet, la subida que hay desde St. Lary a la estación de esquí y que no es muy cautivadora, ya que se trata de una gran lazada muy kilométrica, algo bastante feo y que debe ser muy monótono. Pero claro, habrá que subirla. A lo mejor arriba hasta tiene sorpresas.

La iglesia de Azet y su fuente. Justo aparece el agua cuando se ha superado el rampón que cruza el pueblo. Antes de empezarlo también hay otra fuente. Por agua no será.

 
El pueblo de Azet visto ya desde unos kilómetros más arriba.


Óptimo lugar para pararse y rezar un poco ante el rampón que se avecina.


En plena subida.


El collado


Poca historia en este col. Rampones de vez en cuando superiores al 10% y algunos incluso más. Unos pueblos bonitos antes de Azet, que es el último que encontraremos.

Sólo una motorhome en el collado de una pareja de jubilados. Una espléndida vista sobre toda la subida al Peyresourde y la estación de Peyragudes y hasta me da la sensación que vi como una pequeña pista de aterrizaje en plena pendiente, en plan nepalí.

Y colorín colorado mi Tour de France particular se ha acabado felizmente. El cortavientos estaba en el coche y, dado su valor, me llevé un alegrón al verlo en el bolso.

Once puertos en seis días (273, 4 km. y 8.237 m. de desnivel) y toda una serie de proyectos realizados sin darme un día de respiro. Me he encontrado un tiempo increíble, mejor que en pleno verano. Tranquilidad absoluta, mucho menos tráfico, y la gente justa para no sentirme sólo. He estado de maravilla en Luz, en el Domaine de Val Roland y ahora, con las nieve ya asomando por las cumbres, toca empezar a diseñar los proyectos del año próximo, esos sueños que tengo en la cartera, siendo el principal recorrer los Alpes Italianos, proyecto que tenía previsto para este año, pero con una primavera que más bien fue un infernal invierno, fue imposible realizar. Dolomitas está muy lejos y hay que garantizarse que el viaje producirá sus dividendos. En varias ocasiones, cuando iba a escalar, me pasé muchos días bajo un tejado sin poder hacer nada. Llueve y nieva que da gusto por esas tierras.

Nota: este año el Tour pasó por este puerto en la segunda etapa pirenaica, antes de enfilar la Hourquette d'Ancizan, donde estuve para verlo.

 Mi altimetría.


Val Louron - Col d'Azet en 1001 Puertos

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